Yo
no soy un rebelde sin causa
Ni
tampoco un desenfrenado
Lo
único que quiero es bailar el rock
Estuvo vaciado vaciado vaciado…, echamos un relajo
bien padre, por lo menos yo me divertí un resto. Pero ya antes cuando en el
cine Roble estrenaron Prisionero de
Rocanrol, fue también un desmadre de poca, me cae, y también me divertí un
chorro. En el lobby del cine se agarraron a madrazos Los Gatunos contra los de
la Narvarte, y no es por adornarme ni nada de eso, la calidad de la melcocha se
impuso, los de la Narvarte –bueno, yo no participé pero soy de la Narvarte- les
dieron en toda su puta madre a los putos Gatunos. Eso fue hace dos años. El
pleito fue lo máximo y me parece que todo fue por unas pinches viejas o algo
así. Que unos pinches y putos Gatunos les dijeron alguna mamada –las viejas por
las que se armaron los golpes eran de la Narvarte- mientras pasaba la película.
Y cuando terminó y todo el mundo salía feliz después de haber visto a Elvis
Presley cantando y bailando sus grandes éxitos (“Jailhouse Rock”, “Young And Beautiful”,
“I Wantto Be Free”, “Don’t Leve Me Now”, “Your’e so Square -Baby I don’tCare”),
cuando todo el mundo estaba ya muy tranquilo y contento, que empiezan los
golpes en el lobby. Los de Quemada estaban esperando a los Gatunos. Los Gatunos
ni se las olieron, cuando les llovieron los madrazos, de pronto la marrana
descontó a uno. Empezaron los silbidos de las pandillas, órale júntense y todo
eso. Era fácil reconocer a los gatunos, todos llevaban chamarras amarillas con
un gato pintado en la espalda, hasta las malditas viejas ridículas que venían
con ellos llevaban chamarras iguales.
Los de Quemada en fila india, perfectamente
malhecha para que los gatunos no se dieran cuenta de que los chingadazos los
estaban esperando, cerca de la escalera, y cuando los Gatunos venían en bola,
la marrana se adelantó, le puso un seco a uno que quedó sentado y con el hocico
floreado, el güey ese cayó al suelo bien bonito, chulo, divino, encantador.
Antes de que Los Gatunos se le echaran a la marrana, los de Quemada atacaron.
Las viejas de los gatunos empezaron de escandalosas a gritar como gallinas
desesperadas, y una que otra a llorar como loca.
Los golpes estuvieron de picture. El Velos tirando
patines por aquí y por allá, rompiendo madres –huesos, hocicos, etc.- por aquí
y por allá. El Quieto muy calmado como siempre, tirando golpes de Judo. El
Gori, con un box, triturando las costillas de un pendejo que gritaba como vieja
y decía: “ayúdenme, no sean culeros”. El Güero Lozano, con su cinturón de
vaquero de hebilla dizque de plata, madreaba a un cabrón que se revolcaba en el
suelo como lagartija. Y que le llega un güey por la espalda, mejor no lo
hubiera hecho el pendejo porque fue al que más se lo llevó la chingada, quedó
ni para billetero, pues el Botas llegó oportunamente al quite y de una maldita
patada en los güevos mandó al gato ese al suelo. Yo no creo que se haya levantado.
El sapo, uno de los cuates más fregones que he visto peleando, descontaba a
diestra y siniestra a cuanto pendejo se le acercaba. En serio, el Sapito movía
patas y manos como un verdadero campeón, cómo pelea, me cae. De un
chingamadrazo le partió en mil el hocico a un pobre infeliz. La patada que le
tiró el Sapo es de antología. El Gordo Romero (hermano del Gorilón), echó otro
campeón, sobre la espalda de uno, le golpeaba la choya contra el suelo. Uno de
los Gatunos sacó a relucir una navaja de botón, no lo hubiera hecho. Le
pusieron una que quedó inservible para el resto de sus próximos miserables
días.
Bueno, pero esto no era lo que quería yo decir,
sino era otra cosa. El relajo de esa tarde en el cine de Las Américas. Digo, no
es por nada, pero todos los de la Narvarte de las traen. Los Gatunos tenían
fama por todos lados de que eran muy sabrosos, que a mi mis timbres, que las
podían de todas todas, que muy malditos los gatos y que la canción y que yo
aquí y acá y que qué, pero se dieron tres sentones, nos pelaron la que les
platiqué.
Pues si, fui con mis cuates al cine a ver King
Creole. Todos admirábamos a Presley, a Elvis Tulsa Presley. Es un
fregón cantando. Y además bien carita, digo, cualquier vieja da las nalgas por
él. Y Elvis canta y baila como nadie. No hay duda que es el jefe. Un chingón y
todo. Mi papá dice que es un degenerado maricón y todo eso, y mi hermano el que
estudia leyes y es secretario de la sociedad de alumnos de esa madre, dice que
es un puto, y yo le digo al pendejo que ya quisiera tener la personalidad de
Elvis Presley y tener sus viejas, y que las viejas le griten y anden muertas
por el cómo por Elvis, y que el pendejo ya quisiera cantar como Tulsa, porque
el idiota todo el día anda cantando “Torna a Sorrento” y “Ojos tapatíos” y
“Gema” y “Cerca del mar”, claro, el imbécil cantando en el coro de la
secundaria y de la prepa y ahora en el de la parroquia universitaria; bueno, lo
que pasa es que el pendejo de mi hermano envidia a Elvis y ya, en realidad ya
quisiera ser tan cara como Elvisov Presleysvky; mi hermano se cree Tony Curtis,
galán de todas las viejas de la colonia. Bueno, pues… lo que pasa es que todos
le tienen mala fe a Elvis, porque ya quisiera ver a mi hermano cantando “Ojos
tapatíos” y que las gordas se cayeran al
suelo tendidas como tablas. Mi hermano vestido de charro y las nenas gritando y
llorando y pataleando y desmayándose. Juá, juá. Hagan el favor de imaginarme revolcándome
de la risa como Doña Borola Burrón, please. Bueno como decía, todos le tienen
mala fe a Elvis, como dicen que dijo que prefería besar a tres negras que a una
mexicana, uy, pues todo eso influyó y pues nada más es por coraje, porque
Elvis, aunque no les guste, es un chingón y punto. Canta a toda madre, baila a
todo dar, y por algo es el Rey del Rocanrol, y pues los grandes ya caducaron.
Que Gardel era divino y que Pedro Vargas también y que Jorge Negrete y que
Pedro Infante y que Nicolás Urcelay canta precioso y que las canciones de borrachos
y putas de Agustín Lara, y así tu… Digo, vale madre, yo me digo: ¿Cómo les va a
gustar las canciones de Elvis? ¿Cómo las van a entender? ¿Cómo les va a gustar
“HoundDog”, “AllShook Up”, “King Creole”, “HardHeadedWoman”, “Are
YouLonesomeTonight”, “Fever”, “OneNight”, “Blue SuedeShoes”, “Treat Me Nice?”.
Que música de locos y todo eso. Digo, digo, a uno le da un poco de coraje todo
esto, aunque pues, me vale madres. Y pues, como dice mi hermana, hay que vivir
la vida. Si a mi papá le gusta esa de estoy-en-el-rincón-de-una-cantina… pues
no me interesa, digo-que-me-vale-madres. Bueno pues yo decía que fui a ver King Creole, y que aquello había sido un
maldito relajo, un verdadero destrampe. En parte yo me sentía un poco no sé
cómo, pero me sentía un poco mal.
Mi novia lulú me había rogado como desesperada que
la llevara al cine. Ama a Elvis. Que se moría de las ganas de verlo, que no
seas así, que nada más te gusta divertirte solo y andar con tus amigos, mama me
dio permiso de ir contigo y con mi hermana; como me choca que las mujeres
quieran hacer su santa voluntad, bueno, pero no me importa, digo, ya saben cómo
son las mujeres, y lulú diciéndome que yo no la quería y que parecía que me
amargaba la vida y que era mi juguete y esas cosas que le reprochan a uno las
mujeres y yo mira gorda que te adoro, comprende las circunstancias, ya quedé
con mis amigos y eso, y ella: prefieres andar con tus amigos, y yo: gordita
chula, quiero mucho, bien lo sabes pero no te llevo, imposible. Y bueno, para
no prolongarla, nos enojamos. Es que yo séqué clase de viejas van a ver las
películas del Rey Presley, puras de la danza moderna, y guerreras y pues
preferí que nos enojáramos a llevarla. Digo todo esto porque al Gordo le
sucedió una cosa bien chistosa. Cuando llegamos al movies y uno de nosotros se
formó en la cola para lo que se forma uno en la cola de un cine, el Gordo vio
entre la cola a su novia. Y que se encabrona el Gordo y los cachetes se le
pusieron rojos del coraje y de pena. Y, claro, tenía razón. Y fue a donde
estaba su gorda y le dijo:
-No entres… vete a tu casa.
Su gorda prefirió a Elvis. Hizo un teatrito, se
encaprichó, y el Gordo que es bien dejado, que hace lo que a su gorda se le da
la gana, no se impuso. Su niña entro al cine. Y yo creo que porque el Gordo no
quiso hacer el ridículo, como que le dio pena que hubiéramos visto la escenita
y pues nada más se quedó callado. Se tragó su coraje como si fuera saliva.
Nosotros no le dijimos nada, solo el chato, que es una ladilla de lo peor, un auténtico
piojo pubis ruso, lo estuvo molestando todo el tiempo. Y cuando Tobías instó al
chato (a) Pinocho a que se callara, el chancro volador respondió:
-Este porque es un pendejo, a mí una vieja me hace
eso y la madreo, me cae que la madreo, me cae que si –lo dijo porque siempre se
ha manifestado como un vil corriente.
Para no alargarla más, entramos al cine y fuimos
arriba. Allí había puro cuate, puro rebelde y ni una sola vieja. Como si en la
entrada hubieran puesto algún letrero que dijera que los hombres arriba y las
mujeres abajo o algo parecido por el estilo. Lo que se me había olvidado decir
es que cuando comprábamos los boletos, yo había visto a mis cuatitas de la
prepa y no perdía las esperanzas de echarme un ligero caldo con alguna. La base
de ir en prepa de no putirrines curas como mis amigos porque sus jefes dicen
que en las escuelas de curas uno se educa mejor y se vuelve uno más decente y
todo eso. Pero, pues cuando llegué arriba y vi puro rebelde que gritaba,
vacilaba, por aquí y por allá, pues ni hablar. Antes de empezar la película era
un auténtico relajo, un vil desmadre como se dice vulgarmente. Las pandillas
gritaban: ¡Aquí la Guerrero! ¡Aquí la Roma! ¡Chinguen a su puta madre los putos
ojetes de la Narvarte! No sé a qué se debe que seamos tan odiados. ¡Los nacos
de la Guerrero nos vienen a pelar ala verga! O los gritos entre los gritos:
¡Todas las viejas de abajo son una bola de putas, culeras! ¡Ya llegó su padre
hijos de la chingada! Y luego un cuate con voz de trueno gritando: ¡Chingue a
su madre el que no ladre! Y todo el pinche cine ladre y ladre, creo que hasta
las viejas, menos yo, porque no le hago caso a cualquier pendejo. Y por acá y
por allá, allende y acullá saludando a cuates de la prepa: Al Malhecho, al
Chiras, a Germán el pianista del conjunto de la prepa llamado Los Boopers, Al
Greña Brava, al Mechas de Indio, al solícito, en fin a todos los seguidores del
Elvis y el rock. Y entra y entra cuates y cuates en bola, silbando, risa y
risa. Y que entran unas viejas con chamarras de cuero y con suásticas pintadas,
pony tails n’ Bobby socks, muy rocanroleras, con libros y cuadernos. Y una bola
de cabrones las rodeo. Las viejas bien culeras, del miedo no saben qué hacer.
Los cuates: ¡Órale, órale! Yo me preguntaba: órale que. Las viejas bien
espantadas, fruncidas a morir. ¡Déjennos ir! Uno que otro las manoseaba
discretamente. Las viejas: ¿Qué quieren? Unos cuates: ¡Déjenlas! Y uno: ¡Que
bailen! ¡Si, que bailen!, respondió la bola. ¡Que bailen! Y la que parecía la
líder: Okey, si bailamos ¿nos dejan? Y un cuate empezó a cantar: Bibopalula es mi beibi/ Bibopalula y nadie
sabecómo te quiero yo, te quiero yo, te quiero yo, /Bibopalula no me dejes así,
me dejes así, me dejes así. Y las pinches viejas baila y baila como locas,
sacudiéndose todas. Los cuates palmotea y palmotea, chasqueando los dedos. La
jefa era la que hacia pasos a la Elvis por aquí y por allá temblando una
pierna. Las otras: ¿ya? ¿ya? Y los cabrones: Otra y ya. Y luego el cantante
anti Presley: ese pollito, yo vi como ese me sonrió… y de la multitud de
rebeldes surgieron unos héroes. Ya estuvo bueno, déjenlas. Y las dejaron ir.
Salieron como cohetes. Felices de que nada más las hubieranhecho bailar y no
les hubieran hecho otra cosa. Se apagaron las luces y todo el cine se calló. Un
silencio largo, largo. Y cuando empezaron los noticieros todo el mundo
mentándole la madre cal cacaro, silbando. El Noticiero Continental parecía no tener sonido, todo el mundo
rayándole a su puta madre al cabrón que hablaba. Luego unas voces cantando: Me voy pa’l pueblo/ hoy es mi día/ chingue a
su madre/ la policía. Y claro, todo el mundo se puso a cantar. Yo estaba
botado de la risa, canta y canta: Me voy pa’l
pueblo hoy es mi día chingue a su madre la policía. Y luego una voz por un
micrófono dijo que si seguía el desmadre la función sería interrumpida. Todos
le mentaron la madre al dueño de la voz. Y empezó King Creole.
El bajo, las voces de Los Jordanaires. La voz del
Rey: There’s a man in New Orleans who plays the rock n’ roll….
Abajo las viejas gritando, arriba también los
cuates.
Todos palmoteando, chasqueando los dedos al compás
de “King Creole”. Y cuando apareció Elvis algunos gritándole: ¡Puto, ojete!
Todos fumaban como locos, Elvis, recargado en un
barandal de la terraza de una casa vieja colonial de New Orleans cantaba
“Crawfish”, los cuates chasqueaban los dedos. Yo fuma y fuma. Mis cuates
palmoteando cuando Elvis cantaba “Trouble” en el cabaret de los años veinte, el
Golden Goose, padre, digo, chingón, chingonsisimo. Elvis bailando de poca
madre, de seguro abajo las nenas locas, muertas, delirando, extasiadas. Algunas
viejas gritaban como si se las estuvieran desflorando o algo por el estilo.
Pero en realidad abajo casi estaba en silencio. Entre una escena romántica
entre Elvis y la heroína, unos gritaron: ¡Ya cógetela buey! ¡Esa vieja es puta!
¡Ya no es quinto! ¡Ya no se te para ni con globos! Los cigarros volando y
brillando por aquí y por allá como luciérnagas, Elvis cantaba “Don’t Ask Me
Why!”. Rock lento: I’llgoonlovingyou/
Don’t Ask Me Why/ Don´tKnowwhatelseto do/ Don’t Ask Me Why/ Howsadmyheartwill
be/ Ifyoushouldgo… Y yo pensando el Lulú: junto a mí en el cine. Y cuando
Elvis cantaba “LoverDoll”: … You’re de
cutestloverdoll… i’mcrazyforyou…Let me rock you in myarms… I’lltakeyou home…
Let me be yourloverboy, let me be yourloverboy…Yo y Lulú en una fiesta
bailando, yo y lulú en la sala de su casa, yo y lulú caminando por una calle al
atardecer, yo con mi guitarra de dos cuerdas rocanroleando. Young dreams, myheartisfillwith Young dreams… In myeyes, oh, can
yousee in myeyesthatyou are the onlyone/ who make me Young dreams come
true…/Takemyhand… Oh darlin’ takemyhand/ And let me maje youpart of allmy Young
dreams… sentados en la alfombra, oyendo el disco en la sala de la casa de
lulú.
Bien chingona la película, cuando por lo que sea,
el cine estaba en silencio, unas viejas entraron, empezaron a buscar asientos.
Y del silencio surgió un grito: ¡Carne! ¡Carne! ¡Caaarrneeeee! Y una bola se
abalanzó contra ellas. Y ellas empezaron a gritar, y los cuates se las
cachondeaban por todos lados, les agarraban las nalgas y los senos, todo. Ellas
lloraban. Una de ellas grito:
-¡Hija! ¡Hija! ¡Dios mío!
Algunos cuates las defendieron, se armaron los
madrazos y ellas pudieron huir, medio desvestidas, luego pareció que ya todo se
había calmado, pero empezaron a arrancar los asientos de las butacas y a
aventarlos, todo mundo corriendo como loco por todas partes, como si se
estuviera incendiando el cine. La función se interrumpió y encendieron las
luces. Y siguió el desmadre hasta que llegaron los granaderos y nos sacaron a
todos del cine. Las chamcas espantadas de verles la cara como nalgas de gorila
a los granaderos. Nada pasó, los granaderos no le hicieron nada a nadie.
A papá y a mamá
Y a José Agustín, rocanrolero a morir y ondero
Y guapachoso y… etc., etc.
Son buenos textos, el que eh leído es el de José Agustín de las tribus urbanas y me parece un buen autor es muy relajado , sus textos te hacen seguir y seguir leyendo, es muy interesante. En sí esta exposición nos dejó ver cómo es que surge una nueva corriente, que no es considerada como buena, pero que a los jóvenes les empieza a gustar mucho, es la época de la rebeldía donde esta idea de JOVENES tiene mas énfasis.
ResponderEliminarJessica Yadira (: