martes, 4 de junio de 2013

Sexenio de Luis Echeverría Álvarez 1970-1976

Desde su campaña presidencial, Luis Echeverría Álvarez se propuso abrir canales de comunicación con los sectores sociales resentidos por los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 y su trágico desenlace. No fueron las clases menos favorecidas quienes desafiaron a la hegemonía del Estado, sino las clases medias ilustradas, estudiantes y profesores universitarios.  En busca de ganar credibilidad en el sistema y la legitimidad de los nuevos gobernantes, el gobierno emprende la política de apertura democrática. La tolerancia y flexibilidad de la sociedad política con los grupos y organizaciones disidentes, funcionó como un acercamiento, sin embargo, provocó reacciones en el sector privado que no tardó en expresar su descontento y manifestar su desconfianza en las políticas del régimen de Echeverría. El periodo de gobierno  que comprende los años 1970-1976 constituye sin duda solo uno de los más polémicos y debatidos desde el cardenismo.  Mientras el país atravesaba por una crisis económica y política, el carácter contradictorio de las decisiones del gobierno, desató conflictos y tensiones entre los sectores público y privado. El  populismo había fallado como forma de dirección y control sobre las masas. 
                La tensión en el ambiente político en los inicios de la década de los setenta, la difícil situación económica del país, el surgimiento de la guerrilla urbana, el contexto internacional, en especial las relaciones con el gobierno estadounidense, aunado a la crisis internacional provocada por la escasez de petróleo, aumentó de forma considerable el gasto público, emitiendo papel moneda sin valor y aumentando la deuda. En este periodo se dio la primera crisis económica desde el inicio del "Milagro Mexicano" y surgió  la llamada Guerra Sucia, durante la cual una gran cantidad de personas fueron torturadas y desaparecidas. Sin duda, el análisis del periodo que comprende la administración del presidente Luis Echeverría Álvarez es fundamental para comprender las consecuencias, límites y contradicciones que se presentaron y siguen presentándose en el ejercicio del poder.

 La “reconciliación” con los sectores medios y comunidad universitaria
Tras la deslegitimación que dejó la matanza de estudiantes en Tlatelolco en 1968, considerada como uno de los enfrentamientos más significativos del pueblo de México ante el gobierno, Echeverría intentó recuperar la confianza de los jóvenes. Las ofertas de trabajo y puestos dentro de la burocracia no se hicieron esperar, el aumento en el gasto público era uno más de los recursos de los que echó mano esta administración. En sus intentos por atraer a los grupos inconformes, se crearon nuevos centros de educación superior, La UAM (Universidad Autónoma Metropolitana) en 1974 por ejemplo, además de aumentar el presupuesto de la UNAM en casi un mil por ciento. A pesar de esto, un gran número de jóvenes y parte de la sociedad civil, habían ya optado por la guerrilla urbana. Secuestros y atentados en contra de empresarios y políticos por parte de la Liga 23 de Septiembre, son solo una pequeña muestra de los diversos movimientos que surgieron exigiendo autonomía, democracia y legalidad en los procesos políticos y sociales del México del siglo XX.
                En este contexto, no podemos ignorar el 1 de Junio de 1971. Alumnos de la UNAM y el IPN convocaron a una gran marcha, saliendo del Casco de Santo Tomás, exigían la democratización de la enseñanza y la libertad a presos políticos. Antes de llegar a su destino, fueron atacados por un grupo paramilitar conocido como “Los Halcones” organizado, entrenado y dirigido por el entonces coronel Manuel Díaz Escobar y que inició sus acciones represivas en 1961. Los ataques provenían de edificios y puntos estratégicos, lo que muestra la coordinación de este grupo con las autoridades. El saldo extraoficial de aquel episodio, fue de 45 muertos y centenares de heridos. La policía no apareció por el lugar. Este episodio confirmó una vez más la distancia que hay entre opositores e inconformes y el Estado, quien hizo uso de su derecho legítimo a someterlos por el desafío. Torturas, desapariciones forzadas, asesinatos y amedrentamiento de miles de familias fueron y siguen siendo los métodos más efectivos para silenciar a la ciudadanía.

La política económica
Considerado como un país dinámico, con moneda sólida, un buen pagador y con “todo controlado” México daba una imagen positiva al exterior. La economía era cada vez más diversificada en términos de ocupación, producción y exportaciones. Según Carlos Tello, para 1970, en México se cumplían 35 años de paz posrevolucionaria, de una economía predominantemente agrícola y rural se había transformado en buena medida en una en su mayoría urbana e industrial. Pero esto era solo una cara de la moneda, Hacia el año de 1970 el número de hombres desempleados aumentaba, los servicios educativos eran deficientes. En salud, sanidad y vivienda los servicios tenían un retraso de lustros. Las mejoras en el transporte por carreteras contrastaban con la marginación de las zonas rurales y el estancamiento del ferrocarril y el mercado interno. Los acontecimientos del jueves de Corpus, la situación de recesión y desempleo pusieron en entredicho la política puesta en marcha Echeverría. Se abrió entonces la época del populismo mexicano, Luis Echeverría  intentó reanimar a la economía aumentando el gasto público lo que se confundió con progreso, sin embargo, esto se convirtió en una crisis económica que afectó sobre todo a quienes tenían menores ingresos.
                Los avances en materia económica que se dieron durante su mandato no fueron suficientes para detener ni sobrepasar la crisis económica internacional que enfrentaba el país y provocada por la escasez de petróleo. Ante ello disminuyó la inversión privada, el gasto público aumentó de forma considerable, emitiendo papel moneda sin valor y la deuda externa aumentó de 6,000 millones de dólares que había heredado Díaz Ordaz a más de 20,000 millones. Compró empresas al borde de la quiebra para sostener los empleos, pero a costa de ineficiencias y corrupción.  Durante su gobierno el tipo de cambio fijo que existía desde 1954, de $ 12.50 por dólar, al final de su sexenio llegó a los 20 por dólar. En 1976, al entregar la Presidencia a López Portillo se produjo una nueva devaluación de la moneda, lo cual se afirma como causa, más tarde, de la crisis nacional.  

Conclusiones
Los hechos sociales ocurridos en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez y, en cualquier otro, difícilmente pueden ser redactados en unas cuantas cuartillas. En este caso, teniendo en cuenta el nombre de nuestra experiencia educativa, considero que los cambios en la economía, política y sociedad durante este periodo determinaron lo que sucedería en los sexenios venideros.
                La crisis económica, no fue precisamente causada por los dirigentes en su afán de enriquecerse, aunque no podemos descartar esa posibilidad, considero que los acontecimientos internacionales junto con los intereses de expansión capitalistas de EUA fueron lo que más afectó a nuestro país. El mandato de Echeverría marca el fin del llamado “Milagro Mexicano”. La lucha incansable por el poder y por poseer los medios de producción son dos de las cosas que nunca permitirán un desarrollo, eso acompañado del conformismo de todos nosotros, que somos quienes seguimos dándole sentido al sistema dejándonos arrastrar por sus comodidades innecesarias. Los presidentes actúan conforme a intereses de muy diversa índole, en beneficio de empresas, bancos, políticos en el exterior, etc. Es por eso que no podemos culpar a una figura cuando hay mucho más allá.

                 En cuanto a la política, en este periodo es claro que el Estado no puede manejar los distintos movimientos sociales que surgieron en contra del régimen, la falta de legitimidad y el autoritarismo que caracterizó al mandato de Echeverría no era algo nuevo, sin embargo, contrastó enormemente con lo que se pretendía introyectar al pueblo. Los desafíos fueron fuertemente reprimidos, la guerra sucia es prueba fehaciente de ello.  La sociedad, aquello que se vio más afectado en su configuración. Los sectores sociales vulnerables en ese tiempo y ahora sufriendo por las decisiones que se toman desde arriba; la clase media preocupada por las cosas más superfluas y gastando más de lo que gana. Las élites indiferentes a lo que pasa a su alrededor. La situación en general ha cambiado, pero no de manera positiva  y no será diferente mientras sigamos pensando que asistiendo a las urnas y  votar hace alguna diferencia. 

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